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CLINTON Y UNA NUEVA PRERROGATIVA: LICENCIA PARA MENTIR
Resultó finalmente absuelto por el Congreso en el caso Lewinsky (13/02/1999)
El final de este histórico proceso de juicio politico encuentra al presidente Clinton absuelto de los dos cargos en su contra, el de perjurio y el de obstrucción a la justicia. En votación pública el Senado de los EE.UU. resuelve por mayoría simple desestimar el primero de los cargos y librarlo del segundo a través de un empate entre demócratas y republicanos. En ambos casos el benévolo dictamen ha cosechado algunos votos de estos últimos.

El desenlace político
El respaldo en bloque de los senadores demócratas en apoyo de su presidente anticipó la imposibilidad de que la destitución prosperase ampidiéndose así contar con los dos tercios de los votos requeridos constitucionalmente para llevarla a cabo. La falta de antecedentes constitucionales ha impedido además considerar la aplicación de un voto de censura o amonestación como alternativa a su destitución. En resumen, de los once cargos instruidos por el fiscal Kenneth Starr ameritando el enjuiciamiento de Clinton y que fueron reducidos a tan solo dos por la Camara de Representantes ahora no queda ninguno. El desgaste provocado a la institución presidencial y a la credibilidad del sistema republicano de EE.UU., referente para la mayoría de los países del mundo, no fue obstáculo para que el presidente y su entorno arriesgaran una estrategia atrevida de largo aliento que finalmente resultó productiva.

La sociedad estadounidense puede prepararse para empezar a pagar un costo adicional nada despreciable, si el resultado de las últimas encuestas tampoco miente cerca de un 70% esta convencida de la culpabilidad del presidente y un porcentaje equivalente esta conforme con su gestión. En este dilema una parte importante de la clase política ha creído interpretar sus deseos y ha convalidado una nueva prerrogativa presidencial, la de mentir, entorpecer la justicia y tambien eventualmente ejercer el poder discrecionalmente en beneficio propio en asuntos menores haciendo cómplices de su conducta a otros funcionarios. El resultado del proceso no puede menos que considerarse como una capitulación acerca de las supuestas condiciones de integridad que debiera exhibir y sostener un presidente. El futuro permitirá seguramente recordar que un presidente que es fiel en lo poco es también fiel en lo mucho y que cuando es en infiel en lo poco también lo es en lo mucho.

Antecedentes del Caso Lewinsky
El caso iniciado a fines de 1997 comenzó con la investigación de las relaciones que mantenía el presidente con la ex-pasante de la Casa Blanca, Monica Lewinsky. La oportunidad, recurrencia y modalidades de esta relación extramarital íntima, admitida finalmente por el propio presidente calificándola de inapropiada, obligaron a Clinton y a algunos de sus inmediatos colaboradores a realizar esfuerzos para ocultarlas. Estas acciones derivaron finalmente en una acumulación de cargos en su contra que derivaron en su juicio político.

Referencias: Cables de agencia y emisiones de CNN del 12 de febrero de 1999.

Las mentiras públicas y el periodismo
En 1997 Bren Bradlee, quien se desempeñó como editor ejecutivo del Washingthon Post desde 1968 hasta 1991, y tuvo un rol protagónico en la publicación del caso Watergate que alejó finalmente al presidente Nixon de la presidencia de EE.UU., reconoció la magnitud del problema al afirmar que:
"Muchas veces los presidentes de diferentes países dicen mentiras cuando hablan por televisión y uno sabe que son mentiras, pero se hace muy difícil decir lo contrario porque entonces los periodistas estaríamos llamando mentiroso al presidente, por lo cual no es fácil la tarea de los periodistas frente a tantas mentiras."



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