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1947 - INGLATERRA ANUNCIA EL FIN DE SU OCUPACION COLONIAL DE LA INDIA
El anuncio de Lord Mountbatten "Jamás el soberbio hemiciclo, construido para albergar los debates de los legisladores de la India, había sido testigo de una actuación comparable. Hablando sin consultar ninguna nota, Lord Mountbatten revelaba a la opinión india y al mundo una de las actas de nacimiento más importantes de la Historia, el plan que iba a permitir a una quinta parte de la Humanidad acceder a la plena independencia y servir de precursor a una nueva asamblea de los pueblos del planeta que comprendería las dos terceras partes de los hombres, el Tercer Mundo. Trescientos periodistas y corresponsales llegados de Rusia, China, América y Europa, mezclados con los representantes de la Prensa local, representantes de un mosaico de periódicos, lenguas, culturas y religiones diferentes, seguían con extraordinaria atención la conferencia de Prensa del virrey. Para Lord Mountbatten, esta reunión era la consagración de una proeza. En menos de dos meses, y casi solo, había logrado lo imposible: entablar un diálogo con los jefes de la India, sentar las bases de un acuerdo, persuadir a sus interlocutores para que lo aceptasen, arrancar, por último, el apoyo sin reservas tanto del Gobierno como de la oposición de Londres. Había navegado con destreza por entre los escollos sembrados en su camino. Su última hazaña la había realizado al penetrar en la propia jaula del viejo león; había convencido a Winston Churchill para que se guardara sus garras y ronronease él también su aprobación. Un fuego graneado de preguntas asaltó al orador cuando hubo terminado de hablar. «Yo no sentía ninguna aprensión —diría Mountbatten—. Había vivido todo el asunto, era el único que conocía todas sus facetas. Por primera vez, la Prensa encontraba a la única persona que poseía todas las claves del dossier.» Una voz acabó planteando la única pregunta que quedaba en el aire. Para completar su rompecabezas, era también la última casilla que Mountbatten debía rellenar. —Puesto que todo el mundo está de acuerdo en reconocer que es urgente proclamar la independencia de la India, sin duda habrá pensado usted en una fecha —preguntó un periodista indio. —Desde luego —respondió Mountbatten. —¿Podría indicárnosla? Una serie de imágenes y rápidos cálculos se superpusieron en el espíritu del virrey. De hecho, no había elegido aún la fecha; sólo tenía conciencia de que debería ser muy próxima. «Necesitaba forzar el acontecimiento —dirá más tarde—. Sabía que debía obligar al Parlamento británico a votar la ley concediendo la independencia antes de sus vacaciones de verano si quería continuar controlando la situación. Estábamos sentados encima de un barril de pólvora al borde de un volcán. No sabíamos cuándo se produciría la explosión.» Mountbatten contempló el abarrotado hemiciclo. Todas las miradas estaban fijas en él. Una atmósfera de espera, subrayada por el zumbido de los ventiladores, pesaba sobre la concurrencia. El virrey estaba decidido a demostrar que él era «quien manejaba todo el asunto». Varias fechas bailaron en su cabeza como los números de una ruleta lanzada a toda velocidad. ¿El 5 de setiembre? ¿El 10? ¿El 20 de agosto? La ruleta se detuvo por fin, y la bolita fue a caer en una casilla cuya cifra le pareció tan apropiada que la decisión de Mountbatten fue instantánea. Era una fecha ligada al mayor triunfo de su existencia, el del día en que su larga campaña a través de las junglas birmanas había terminado con la capitulación incondicional del Imperio nipón. Puesto que toda una época de la historia del mundo había concluido con el derrumbamiento del Asia feudal de los samurais, ninguna fecha podía ser más justificada para celebrar el advenimiento de una nueva Asia democrática. Lord Mountbatten anunció su decisión: —La proclamación oficial de la independencia de la India tendrá lugar el 15 de agosto de 1947."
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