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AT - LIBROS PROFETICOS - ISAIAS

Apéndice histórico   Acerca de la campaña asiria contra el reino de Juda. Asedio y exigencias de rendición al rey Ezequías. Invocacion a Dios e intervención del profeta Isias, hijo de Amos. Oraculo del Señor contra el rey de Asur. Grave calamidad se abate sobre el ejercito asirio y salva a Jerusalen. Retirada y muerte violenta del rey Senaquerib. Evidencias arqueologicas en respaldo de la veracidad historica de estos sucesos.

(RELACIONES)  Ver también Libro de Reyes II Cap 18-20 acerca de este mismo episodio.

Capítulo 36 - Invasión de Senaquerib

36, 1. Y sucedió que en el año decimocuarto del reinado de Ezequías, Senaquerib (1), rey de los asirios, puso sitio a todas las ciudades fortificadas de Judá, y se apoderó de ellas. 2. Y envió él mismo a su copero mayor desde Laquis (1) a Jerusalén con un grueso cuerpo de tropas contra el rey Ezequías (1), y puso su campamento en el acueducto del estanque superior, en el camino del campo del batanero.
3. Y salieron a encontrarle Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo mayor del palacio, y Sobna, escriba y Joahe, hijo de Asaf, canciller. 4. Y el copero mayor les habló de esta manera: Decid a Ezequías: El gran rey, el rey de los asirios, dice: ¿Qué seguridad es esa en que confías tú? 5. O ¿con qué designio o fuerzas te atreves tú a hacerme la guerra? ¿En quién te apoyas para haberte rebelado contra mí?
6. Veo que tú te apoyas en Egipto, el cual es como un bastón de caña cascada, que al que se apoyare en él le horadará la mano y se la traspasará; eso será el faraón, rey de Egipto, para con todos aquellos que en él confían.
7. Y si me respondieres: Nosotros confiamos en el Señor, nuestro Dios, ¿acaso no es ese mismo cuyos lugares excelsos y cuyos altares destruyó Ezequías, diciendo a Judá y a Jerusalén: Ante este altar adoraréis a Dios? 8. Ea, pues, sujétate a mi señor, el rey de los asirios; yo te daré dos mil caballos, si tú logras hallar para ellos en todo tu pueblo bastantes jinetes. 9. Pues, ¿cómo podrás hacer frente a uno solo siquiera, aunque sea de los de menos graduación, entre los siervos de mi señor? Y si confías en Egipto por sus carros de guerra y por su caballería, 10. ¿Acaso he venido yo sin orden del Señor a destruir este país? Marcha a esa tierra, me dijo a mí el Señor, y arrásala.
11. Entonces Eliacim, Sobna y Joahe dijeron al copero mayor: Habla a tus siervos en lengua aramea, pues que la entendemos; no nos hables en judaico, a oídas del pueblo que está sobre la muralla. 12. Contestó el copero mayor: ¿Por ventura mi amo me ha enviado a decir todo esto a tu señor y a ti, y no más bien a los ciudadanos que están sobre el muro, expuestos a comer sus propios excrementos y beber con vosotros sus mismos orines?

Primera intimación a rendirse.
13. Y púsose en pie el copero mayor y gritó en alta voz, y dijo en lengua judaica: Oíd las palabras del gran rey, el rey de los asirios. 14. Esto dice el rey: No os engañe Ezequías; pues no podrá libraros.
15. No os llene Ezequías la cabeza de confianza en el Señor, diciéndoos: Sin falta nos librará el Señor: no será entregada esta ciudad en manos del rey de los asirios.
16. No escuchéis a Ezequías, porque esto dice el rey de los asirios: Aceptad la paz que os ofrezco, y venid a tratar conmigo, y comerá cada uno del fruto de su viña, y cada uno del fruto de su higuera, y beberá cada cual de vosotros el agua de su cisterna;
17. Hasta tanto que yo vaya y os conduzca a una tierra que es como la vuestra, tierra de grano y vino, tierra de panes y de viñas. 18. Ni os conturbe Ezequías, diciendo: El Señor os librará. ¿Acaso los dioses de las gentes han librado cada uno a su tierra de las manos del rey de los asirios?
19. ¿Dónde está el dios de Emat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaím? ¿Han librado ellos a Samaria de caer en mis manos?
20. ¿Cuál es entre todos los dioses de estos países, el que ha podido librar su tierra de mi brazo, para que el Señor pueda salvar a Jerusalén de caer en mis manos?
21. Callaron, y no le respondieron palabra; pues así se lo había mandado el rey, diciendo: No le respondáis.
22. Y Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo mayor de palacio, y Sobna, escriba, y Joahe, hijo de Asaf, canciller, rasgados sus vestidos, volvieron a Ezequías, y refiriéronle las palabras del copero mayor .

Capítulo 37 - Angustia y esperanza.
37, 1. Y cuando lo oyó el rey Ezequías rasgó sus vestidos, vistióse de saco y entró en el templo del Señor.
2. Y envió a Eliacim, mayordomo mayor de su palacio, y a Sobna, escriba, y a los más ancianos de entre los sacerdotes, vestidos de cilicio, a encontrar al profeta Isaías, hijo de Amos,
3. A quien le dijeron: Esto dice Ezequías: Día de tribulación y de castigo, y de oprobio es éste; las criaturas están ya a punto de nacer, y falta la fuerza para darlas a luz, 4. Pueda el Señor, tu Dios, oir las palabras del copero mayor, enviado por el rey de Asur para insultar al Dios viviente, y pueda el Señor, tu Dios, castigar las palabras que ha oído. Formula una plegaria en favor del resto que aún subsiste.
5. Fueron, pues, los ministros del rey Ezequías a encontrar a Isaías;
6. El cual les dijo: He aquí la respuesta que habéis de llevar a vuestro amo: El Señor dice: No temas las palabras que has oído, con las que han blasfemado de mí los criados del rey de Asur.
7. Mira, yo voy a darle un soplo, y recibirá cierta noticia, y se volverá a su tierra, y en su tierra haré que perezca al filo de la espada.

Segunda intimación a rendirse.
8. El copero mayor se volvió y encontró al rey de Asur en Lobna, que él atacaba. El copero mayor, en efecto, había sabido que el rey se retiraba de Laquis
9. Pues había recibido acerca de Taraca, rey de Etiopía, esta noticia: Ha salido a pelear contra ti. Y al oírlo Senaquerib envió embajadores a Ezequías, diciéndoles:
10. Esto diréis al presentaros a Ezequías, rey de Judá: No te lisonjee tu Dios, en quien tienes puesta la confianza, con decirle: No caerá Jerusalen en poder det rey de los asirios
11. Bien sabes tú todas las cosas que han hecho los reyes de los asirios a todas las regiones que han destruido; ¿y tú podrás librarte?
12. ¿Acaso los dioses de las naciones libraron a los que arruinaron mis padres, a los de Gozara, de Haram, de Resef y a los hijos de Edén, que moraban en Talasar?
13. ¿Dónde está el rey de Emat, y el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaím, y de Ana, y de Ava?
14. En esto, tomó Ezequías la carta de manos de los embajadores, leyóla, y subió al templo del Señor, ante cuya presencia la extendió;
15. E hízole Ezequías al Señor la siguiente oración:
16. Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu asiento sobre los querubines; sólo tú eres el Dios de todos los reinos del mundo; tú el que hiciste el cielo y la tierra:
17. Señor, inclina tus oídos, y escucha; abre. Señor, tus ojos, y mira, y repara todas las palabras dictadas por Senaquerib para blasfemar del Dios viviente.
18. Es verdad. Señor, que los reyes de Asur han asolado a aquellas naciones y sus tierras;
19. Han arrojado a las llamas a los dioses de ellas, porque no eran dioses, sino hechura de mano de hombres, madera y piedra, y los han aniquilado.
20. Mas tú ahora, ¡oh Señor, nuestro Dios!, sálvanos de las manos de éste; y conozcan los reinos todos de la tierra que sólo tú eres el Señor.

Profecía de liberación.
21. En esto Isaías, hijo de Amos, envió a decir a Ezequías: El Señor Dios de Israel, dice así: En orden a lo que me has pedido que haga, respecto de Senaquerib, rey de Asur,
22. Este es el oráculo que contra él ha pronunciado el Señor: Te desprecia y te insulta la virgen, hija de Sión, a espaldas tuyas hace burla de ti la hija de Jerusalen.
23. ¿A Quién has ultrajado tú? ¿De quién has tú blasfemado, y contra quién has osado alzar la voz, y dirígido tus altivos ojos? Ha sido contra el santo Israel.
24. Por medio de tus siervos has ultrajado al Señor, y has dicho: Yo, con la muchedumbre de mis carros de guerra, he subido a las alturas de los montes, sobre las Cordilleras del Líbano, y cortaré sus más empinados cedros y sus más robustos abetos; y llegaré a su más alta cima, y entraré en su bosque más poblado. 25. Yo he abierto pozos, y bebido sus aguas; y donde he puesto los pies he secado todas las aguas de las acequias de Egipto.
26. Pero qué, ¿no has oído tú, que yo hace ya tiempo que dispuse todas esas cosas? Desde los días antiguos yo lo resolví, y ahora lo he efectuado; y se ha hecho de tal manera que han sido destruidas enteramente las fortalezas bien defendidas, y las ciudades fortificadas.
27. Los habitantes de éstas, embargadas sus manos, temblaron, y quedaron despavoridos; secáronse como heno de prado, y grama de dehesa, y como la hierba de los tejados, que se seca antes de madurar.
28. Yo tengo conocida tu mansión, tus entradas y salidas, y tu locura contra mí.
29. Cuando tú te enfurecías contra mí, subió hasta mis oídos aquella insolencia tuya; por eso te pondré un anillo en tus narices, y un freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde has venido.
30. Por lo tanto tendrás por señal esto: Por este año come lo que de sí espontáneamente dará la tierra; en el segundo, mantente de las frutas; pero el tercero sembrad y segad, y plantad viñas, y comed sus frutos.
31. Y lo que se salvare de la casa de Judá, los restos que quedaren, echarán profundas raíces, y extenderán en alto sus frutos,
32. Porque de Jerusalen es de donde han de salir los residuos, y del monte Sión, los que se salvarán. Esto hará el celo del Señor de los ejércitos.
33. Por tanto, esto dice el Señor acerca del rey de Asur: No pondrá él el pie en esta ciudad, ni arrojará acá una saeta, ni la asaltará el soldado cubierto con su escudo, ni levantará trincheras alrededor de ella.
34. Por el camino que vino, se volverá, y no entrará en esta ciudad, dice el Señor.
35. Y yo protegeré esta ciudad, para salvarla por respeto mío y de David, mi siervo.

Retirada de Senaquerib.
36. En efecto, bajó un ángel del Señor, e hirió en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres; y al levantarse a la madrugada, he aquí que no vieron sino cadáveres.
37. Por lo que se fue de allí Senaquerib, rey de Asur, y marchó, y volvióse a su residencia de Nínive.
38. Donde aconteció que mientras adoraba en el templo a su dios Nesroc, sus hijos Adramelec y Sarasar le mataron a puñaladas, y huyeron a tierra de Ararat, y le sucedió en el reino su hijo Asaradón.

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Fuente   Sagrada Biblia - Herder - Barcelona, 1965


Referencias (1)  

  • Rey Ezequias   Sucesor del rey Acaz rey este cuya existencia esta respaldada arqueologicamente en forma indubitable por la identificacion en 1996 de un fragmento de arcilla endurecido conservando la impresion de su sello real utilizado como firma en un papiro obtenido en una de las excavaciones de las antiguas ciudades de Juda.   Fuente: http://www.unidamex.org.mx/contenido/File_Estudios/rescamilag.pdf

  • Estela de Senaquerib   Durante 1919 el Instituto Oriental de Chicago adquiere a traficantes de antiguedades en Irak la denominada Estela de Senaquerib, un prisma hexagonal escrito en caracteres acadios que relata en sus anales las conquistas del rey asirio hasta el fin de sus dias en el año 681 AC, incluyendo el sitio de Jerusalen, la imposibilidad de tomar la ciudad y su propia muerte. “En cuanto al judío Ezequías [el rey de Judá], no se sometió a mi yugo. Sitié 46 de sus fortalezas y ciudades fortificadas, además de muchas aldeas cercanas, y las conquisté con arietes acercados a sus muros sobre rampas de tierra, además de ataques de infantería . . . a [Ezequías] mismo lo hice un prisionero en Jerusalén, su residencia real, y lo tuve como si fuera un ave enjaulada” (James Pritchard, The Ancient NearEast [“El antiguo Cercano Oriente”],1958, vol. 1, pp. 199-201).   Fuente: idem anterior

  • Laquis (Lachish)   Antigua ciudad fortificada cananita a comienzos de 2000 AC sita a 40 kilometros al sudeste de Jerusalen, conquistada y reconstruida por los isrelitas como ciudad real del Reino de Juda. Destruida en el año 701 AC por el ejercito asirio bajo las ordenes del rey Senaquerib durante su campaña contra el reino de Juda. El testimonio biblico de estos sucesos contenido en el Libros de Reyes II y mencionado en el de Isaias, esta respaldado el hallazgo hacia 1850 por parte del arqueologo Henry Layard en excavaciones en Ninive en el palacio de Senaquerib de una serie de 13 grabados en piedra ilustrando la campaña militar contra Juda, los que se encuentran en poder del Museo Britanico.










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