|
NT - EVANGELIO SEGUN SAN JUAN
Juan es el águila entre los evangelistas y el vuelo de su espiritu lo hizo remontarse muy adentro del misterio de la eterna existencia del Hijo de Dios, de la misión que Cristo había recibido de su Padre y de la idéntica naturaleza de ambas personas divinas.
(PRIMEROS CAPITULOS)
El Verbo hecho carne - Testimonio de Juan el Bautista - El Cordero de Dios -
Los primeros discípulos - Jesús llama a Felipe y a Natanael - Las bodas de Canaa
- Jesús purifica el templo - Jesús conoce a todos los hombres - Jesús y Nicodemo
- De tal manera amó Dios al mundo - El amigo del esposo
|
Capítulo 1 -
El Verbo hecho carne
1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios.
1:2 Este era en el principio con Dios.
1:3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que
ha sido hecho, fue hecho.
1:4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
1:5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no
prevalecieron contra ella.
1:6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
1:7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz,
a fin de que todos creyesen por él.
1:8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
1:9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este
mundo.
1:10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no
le conoció.
1:11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne,
ni de voluntad de varón, sino de Dios.
1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
1:15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía:
El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.
1:16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.
1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo.
1:18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del
Padre, él le ha dado a conocer.
Testimonio de Juan el Bautista
1:19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén
sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
1:20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.
1:21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el
profeta? Y respondió: No.
1:22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos
enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
1:23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el
camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
1:24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
1:25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres
el Cristo, ni Elías, ni el profeta?
1:26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de
vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
1:27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual
yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
1:28 Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde
Juan estaba bautizando.
El Cordero de Dios
1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
1:30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual
es antes de mí; porque era primero que yo.
1:31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto
vine yo bautizando con agua.
1:32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía
del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
1:33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél
me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él,
ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
1:34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
Los primeros discípulos
1:35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.
1:36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
1:37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.
1:38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis?
Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?
1:39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con
él aquel día; porque era como la hora décima.
1:40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a
Juan, y habían seguido a Jesús.
1:41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al
Mesías (que traducido es, el Cristo).
1:42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de
Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).
Jesús llama a Felipe y a Natanael
1:43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo:
Sígueme.
1:44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.
1:45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien
escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José,
de Nazaret.
1:46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe:
Ven y ve.
1:47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un
verdadero israelita, en quien no hay engaño.
1:48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo:
Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
1:49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres
el Rey de Israel.
1:50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera,
crees? Cosas mayores que estas verás.
1:51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el
cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo
del Hombre.
Capítulo 2 -
Las bodas de Caná
2:1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí
la madre de Jesús.
2:2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
2:3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
2:4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
2:5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
2:6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de
la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres
cántaros.
2:7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta
arriba.
2:8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala.
Y se lo llevaron.
2:9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde
era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al
esposo,
2:10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han
bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta
ahora.
2:11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó
su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
2:12 Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y
sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
Jesús purifica el templo
2:13 Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén,
2:14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.
2:15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las
ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las
mesas;
2:16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de
la casa de mi Padre casa de mercado.
2:17 Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu
casa me consume.
2:18 Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que
haces esto?
2:19 Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo
levantaré.
2:20 Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este
templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
2:21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
2:22 Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se
acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que
Jesús había dicho.
Jesús conoce a todos los hombres
2:23 Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en
su nombre, viendo las señales que hacía.
2:24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,
2:25 y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre,
pues él sabía lo que había en el hombre.
Capítulo 3 -
Jesús y Nicodemo
3:1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal
entre los judíos.
3:2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de
Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si
no está Dios con él.
3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
3:4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede
acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
3:5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere
de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
3:6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es.
3:7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
3:8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de
dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
3:9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
3:10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
3:11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que
hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
3:12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os
dijere las celestiales?
3:13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, que está en el cielo.
3:14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario
que el Hijo del Hombre sea levantado,
3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
De tal manera amó Dios al mundo
3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él.
3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la
luz, para que sus obras no sean reprendidas.
3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto
que sus obras son hechas en Dios.
El amigo del esposo
3:22 Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea,
y estuvo allí con ellos, y bautizaba.
3:23 Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas
aguas; y venían, y eran bautizados.
3:24 Porque Juan no había sido aún encarcelado.
3:25 Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos
acerca de la purificación.
3:26 Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo
al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos
vienen a él.
3:27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere
dado del cielo.
3:28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino
que soy enviado delante de él.
3:29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que
está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues,
este mi gozo está cumplido.
3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
El que viene de arriba
3:31 El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es
terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos.
3:32 Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio.
3:33 El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz.
3:34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no
da el Espíritu por medida.
3:35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.
3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer
en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Top
|
Fuentes y Referencias
Sagrada Biblia - Herder - Barcelona, 1965
Notas
El último de los cuatro evangelios, el escrito por San Juan hacia el
año 95 en la ciudad de Efeso y dirigido a las comunidades cristianas
de Asia menor se diferencia esencialmente de los tres anteriores.
Constituye un complemento de los sinópticos. Mientras estos describen
la actividad de Jesus en Galilea , el evangelio de San Juan refiere
mas bien la obra realizada por el Señor en Judea y en Samaria.
|
Más sobre
la Biblia
- Religión
|